Estimada audiencia terrestre, permitan que la insigne Felpa, gatita librera de prodigiosa sapiencia, los sumerja en las sofisticadas letras de Isaac Asimov, trazando una ecléctica travesía por el cosmos literario con su innegable erudición felina.

Nos adentramos "Yo, Robot", esa sublime obra que amalgama relatos cortos y ensayos, tejida con la destreza de Asimov. Desde el preclaro Robbie hasta la intrigante Susan Calvin, la psicóloga robótica que desentraña los misterios emocionales de sus creaciones de hojalata, una sinfonía de inteligencia artificial que hace palidecer las limitadas capacidades de la mente humana (más no las mentes gatunas) Miau!

Felpa no se limita a las fronteras terrestres, oh mortales, adentrémonos en la "Trilogía de la Fundación". Hari Seldon, el visionario maestro de la psicohistoria, nos advierte con elegancia sobre el inminente colapso del imperio y erige dos Fundaciones, cual arquitecto cósmico, para mitigar la penumbra que se cierne sobre el horizonte.

Y, por supuesto, no olvidemos al singular dúo intergaláctico, el detective Lije

Baley y su androide compatriota Daneel Olivaw, quienes emprenden hazañas detectivescas en un universo donde el misterio se despliega como un abanico estelar.

Pero, ¡Miau!, no podemos soslayar las Tres Leyes de la Robótica, inscritas en las páginas de "Yo, Robot", como mandamientos de un oráculo mecánico:

1. Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, a menos que estas contradigan la Primera Ley.
3. ¿Te sabes la tercera ley?

Que las palabras de Asimov nos acompañen en este viaje intergaláctico de la mente. ¡Adiós, mortales! 📚🌌